e martë, 5 qershor 2007

Yan presenta...

Cállate Dalí

En busca del renacimiento Surrealista en el territorio Argentino, al sur, bien al sur, nace Cállate Dalí.
El nombre que rememora al artista, el icono más significativo del Surrealismo, lo hace con el afán de embebernos de todo su arte automatizado del que se valió Salvador basándose en la primera teoría de Freud que pregonaba la representación de los sueños como gran salvación.
La impertinencia imperativa de la palabra antecesora solo sugiere que no sirven los discursos que buscan alinearse detrás de doctrinas políticas y militar por un cambio que jamás llegará con el poder ejercido por un soberano.
Calláte Dalí, nace en manos de Juan Borges y Yan Duimich, poetas argentinos miembros del renaciente movimiento “neo Surrealista”.
Sin la necedad de encasillarnos, rescatamos a los poetas malditos subestimados y olvidados por el movimiento de Bretón, por no alinearse detrás del comunismo. Hablamos de Artaud, Rimbaud, Aldo Pellegrini, Alejandra Pizarnick, Nietzsche, solo por citar algunos.
Nuestra empresa seudo imposible no se atiene a utopías, ya no sirven las fantasías;
Como ya he dicho anteriormente, Neos, solo la realidad es conveniente. Tenemos un plan, queremos revolución, ergo no usemos armas de fuego, no utilicemos elementos punzantes. Tenemos la mejor de las armas, la mas lasciva y desgarradora, la palabra.
Nuestra palabra. Y necesitamos que mate. Necesitamos que mueran, que caiga el imperio capital, abriendo paso al ansiado nacimiento de la especie. Nuestra especie. Que se vale solo de arte, que trasforma y trasciende solo con arte.
Abandonad sus atriles pintores, abandonad sus discos músicos, abandonad sus libros poetas. Salid, salid a aclamar vuestros espíritus incendiados, repletos de amor, vanguardia.
Salgamos, unamos nuestra especie, tomemos la rienda de nuestro deber de una vez, el mundo ya se muere.
Démosle de mamar nuestra miel Surrealista cuado vuelva a nacer.
Quedan todos invitados a participar de “Calláte Dalí”.
Bienamados Neos, salud!

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Presentación de Callate Dalí en el rinconcito de Silca.




El cinismo de tus ojos
Obscenidad descarada
Que al mirarme me clavan
Aturde tu escuela, doctrina, creencia
Asesinos atraviesan vientos
Las dagas de tu derecho
Cuando se queman
Asesina mis pestañas
Un lamento en la noche
El portento aguarda un milagro
Se hace eco
Lamenta su carente caridad
En mi lamento
En mi cuerpo las heridas
Que se devora mis entrañas
Enfatizan tu codicia
Mi cuerpo se asemeja
De rodillas, caigo en mi redención
A un violín desangrado
La confesión que me libere del infierno sanador
Tú profunda confesión
Recorren kilómetros de venas
Es decir la de tus manos
La sangre de mi perdón
Que escribe en mis venas
Cierro los pies y levito
Un epitafio
En el espíritu que no engaña
Mi espíritu vagabundo
Caes, de vuelta.
Le hace frente a tu olvido
Resignado por mis uñas
No hay resignación
La vela de tu mártir
Para mis caricias
No agita el suspiro
Mi piel es mártir
Desciendes al fin de la existencia
De tu cuerpo
Invades mi decencia
Sin invadir países lejanos
Nuestro credo es mas profano
Envueltos en llamas
Es tan en vano dividirnos
Pretendo morder nuestro cielo
Vuelvo en vuelta en huracanas
Con dientes prisioneros
De sacrificios cobardes
Mi sacrificio es tenerte
Ergo no naces
Aunque no estés
Tu orgullo necio detiene tu muerte
Saber mi orgullo para convencerte
El cruento de tus dagas
Del inmenso juego
La sangre de mi cuello, manchada
Cruento y malicioso
Adoleces tu diablo te inventas un Dios
Que se devora el firmamento
Decides tu altar ante el príncipe y Dios
Príncipe y dios mendigo y demonio
Abro el pecado frente al tren de ayer
Todo lo fundan tus ojos
Te enloquece tu culpa, enfermo precursor
Por perseverar mi locura
Me espera bajando por El flaco
No tengo uñas ni dientes
Ataúd impregnando sus cartas en la espalda
Por las noches ataúd viene a verme
Gime la decidía del sistema
Y hablamos de tus caderas
Encierran tu descendía en un cuadro muy moral
Los dos viejos rufianes
Ingresando en las letras amo el látigo
Nos cagamos en la moral
Vomito el pop de los malos poetas
Nos reímos de los malos poetas
En la sangre que impregna la pluma
Que no buscan lastimar
Suicido mi alma en el papel de mi entraña.
Mientras tanto quedamos en silencio
El suicidio golpeo mi puerta.


Juan&Yan.

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